viernes, 11 de diciembre de 2015



Deseo agradecer a Foro Europa 2001 y a su presidente don José Luís Salaverría Palanca la concesión de la medalla de Oro del Foro Europa 2001 a mi humilde labor dentro del mundo de las letras y en especial a la creación de la leyenda del "Peregrino de Cote". Un verdadero placer recibir tal distinción. Gracias!!!!!

miércoles, 29 de abril de 2015

PREGÓN XXIX SEMANA SANTA DE MONTELLANO 2015
(22-03-2015)

"...Y sonará una última levantá. Una levantá que servirá para cerrar y dejar atrás todas esas noches en vela. Noches que se emborracharon con incienso tejiendo negras mantillas de silencio y sones cofradieros, que embriagaron las paredes de la vieja casa remozada... Que cobija al visitante y se convierte en Hostería de peregrinos que vienen y nos visitan, dejando sus buenos deseos por esos caminos que muy seguramente lleven directamente hasta Dios, porque nacen del espíritu y al espíritu han de llegar.

Rosario de Montesión, Mi Amargura, Triana de Esperanza, Madrugá...pétalos de una flor desojada, hasta llegar a soñar con Soleá dame la Mano, que dejaron sus alfombras de acordes para quedar cosidos por siempre al corazón del pregonero.

Apuntes borrados, desechados o simplemente desestimados, que bien hubiesen dado de si para construir otro pregón. Noches cargadas de fría soledad en las que mientras escribía tuve tiempo fugazmente para fruncir el ceño ante el dolor, el desapego, el desamparo y la traición... tras desenmascarar, fotograma a fotograma, a todos esos Iscariotes que andan sueltos pese haber transcurrido ya más de dos mil años, alimentándose del prójimo sin poner vallas ni barreras a sus conciencias ni al tiempo, pero noches sobre todo en las que disfruté con la sonrisa arrancada de mis labios, tras tomar rumbo hacia esa isla de mi memoria en la que me encontré con el botín de las lágrimas de la nostalgia y de esa cera derretida de tantas y tantas estaciones de penitencias ya cumplidas, viajando por el verso hasta esos bellos momentos que ensancharon un día mi túnica con los momentos compartidos también con muchos de vosotros. Recuerdos de aquél montaje y ensayos de una misa cofrade a la que poco costó poner algunas de sus letras, junto a ustedes amigos del coro Azahares, todo un placer. Arrastrar y convencer a Julio Vera hasta ver montada la marcha “Hermanos del Costal” y desfilar junto a los marineros de la calle Pureza por las calles de Montellano, un sueño cumplido. La magia de las tertulias cofrades en la Posada, bajo el paraguas de las ondas de Radio Montellano, momentos irrepetibles. Contar junto a ti Chiqui los “pasitos” que cabían dentro de una marcha por la calle Matahacas hasta llegar a las puertas de la Ermita, toda una aventura de madrugada con exquisita recompensa. Y dedicar aquellos primeros versos a un ángel que tan pronto se fue y al que no llegué a conocer...una punzada certera dentro mi ser, allí donde lo inexplicable se hace reproche y el reproche sumisión misericordiosa para el cristiano, tras comprobar el ejemplo de iglesia rendido por sus padres.

Escribí y volqué mis sentimientos en tu pregón de Semana Santa, Montellano. Con el firme y decidido convencimiento de estar a la altura de tu reclamo, y arrancar de tus cofrades, mucho antes que unos sinceros y emotivos aplausos, sus raíces y sentimientos cofrades y cristianos, e intentando también dejar abierto con decoro el pasillo que servirá para ser pisado por la persona en la que recaiga la gracia de pregonar tu próxima Semana Santa.

Y desde este atril de los sueños en el que quedo atrapado para siempre, agradezco la jovial cosecha de ánimos constantes que desde el minuto uno recibí. Esos deseos recomendados de que fuera yo mismo en mi pregón y que lo disfrutara sin prisas, ya que en un suspiro termina aquello que con tanto amor se cocina y condimenta...y se escapa de nuestras manos sin habernos dado cuenta.

Durante la siembra de poemas imposibles en los que el narrador intentó hacerse poeta, me sentí respetado, elegido e incluso revestido por esas falsan túnicas que terminan por elevar nuestros pies del suelo y a las que debemos planchar y guardar en el cajón entreabierto de las vanidades, para revestirnos tan solo con las únicas prendas que han de servir al cofrade y al cristiano. Revestirnos con esa misma túnica que vistió Jesús de Nazaret, para ir pregonando por cada rincón su palabra con humildad y caridad.

Y volverá a sonar el martillo y día a día se acercará tu Gloria Señor, con esa explosión de júbilo que dará paso a una Pasión desmedida y que será vivida de manera singular por el cofrade de bien. Ese mismo bien, que depositaron en mis hermanos Juan, Carmen, Inma, Ana... y en mi, Mamés y Concha, nuestros padres. Gracias Mamá y gracias Papa. Y ese mismo bien que pretendo depositar también en vosotros Yassin y Álvaro con la ayuda de vuestra madre, amiga, compañera y esposa María Victoria y de vuestro abuelo Antonio, patriarca incondicional de nuestro hogar.

Y ahora...silencio...que vuelven a llamar.
Flexiono mis piernas lentamente,
pausadamente,
y acomodo mi cuello al palo
con la cuna del costal satisfecha
de haber entregado hasta mi último esfuerzo.
Esfuerzo y penitencia que entrego a ti
y siempre a ti.

Repetidos golpes ya sonaron...
¡Dulce nombre de María!
Que al pregonero también avisaron.

Y ahora... ¡Un primero Amargura!
¡Dos! Y mis piropos se elevan a ti ¡Dolores!
Por enredaderas de amor sin costuras.

¡Tres! Y recojo el final del madero
para ayudarte a ti ¡Gran Poder!
Como hiciera Simón el de Cirene al portar contigo el crucero.

Y con una levantá a pulso...
yo te elevo...
Cierro mis ojos...
Y a ti dirijo mi oración penitente y costalera.
¡A ti...! que estás siempre en mi alma presente
siempre vivo, siempre atento a mis suplicas.
¡A ti...! que desatas mis pasiones cada Viernes Santo.
¡A ti y solo a ti!
¡Rey de Reyes e Hijo de la Amargura!
¡A ti y solo a ti!
Tu mi Cristo, que me hiciste pregonero.
¡A ti y solo a ti!
Al que estas letras de pregón esta mañana entrego.
¡A ti y solo a ti!
Que eres Cristo, Tu mi Cristo...
¡Mi Cristo de los Remedios!


HE DICHO
(Dixi Ego)

(Fragmento final del pregón)

viernes, 19 de diciembre de 2014

                                                                CUENTO DE NAVIDAD

El frío arreciaba, la noche se había adueñado de la ciudad...mientras que las alegres luminarias de las calles y de los grandes almacenes habían dado su adiós hasta una nueva jornada.

La vivida, se había prolongado en exceso ya que eran vísperas de una noche diferente, de una noche especial...vísperas de la Nochebuena. Noche celebrada del uno al otro confín con los sentimientos de paz y amor a flor de piel.

Durante toda la semana los habitantes de la ciudad se habían convertido en víctimas de un consumismo inusitado...incontrolado...que campeaba a sus anchas en torno a las alacenas, las cocinas y las mesas de casi todas las familias...deseando festejar la Navidad...como si pareciese ser la última que celebrasen y fuese a faltar el alimento más adelante.

Para José, tampoco resultaban ser unos días cualquiera. Tal vez si, las noches. Esas noches como la presente en que la vida, la luz y el colorido desaparecen por espacio de unos horas desmarcándose del festejo y el ajetreo callejero.

Durante las tardes, al menos, durante unos diez días tenía asegurado un poco el sustento más básico gracias a la limosna que le ofrecían desde unos grandes almacenes...por permanecer unos horas sentado en un trono vestido con los ropajes rojos y blancos de Santa Claus.

Su apariencia afable de anciano, con pelo y barba desgreñada y unos pómulos sonrojados por la ingesta continuada de alcohol durante años...le hacía apto para ocupar el trono de los sueños para miles de criatura que inocentemente depositaban en sus manos unas cartas plagadas de buenos deseos. Sentados sobre sus piernas, por mucho que deseasen los más desconfiados...no cabía lugar a las dudas sobre que portara un posible disfraz. Entre grandes risotadas...aguantaba estoicamente los continuos tirones de barba que le propinaban los más pequeños.

José, se sentía un ser importante...al menos durante diez días, pero sin lugar a dudas un ser importante, que se convertía en uno de los protagonistas de la Ciudad, llegadas aquellas fechas. Tenía mucha competencia en otros puntos de la ciudad si...pero nadie se parecía más a Santa Claus que él...y eso le enorgullecía.

Además las ventas se multiplicaban en su temporal centro de trabajo y eso traía consigo un importante cambio de mobiliario para su hogar sin techo. Durante el periodo navideño...se disparaban también las ventas de electrodomésticos...y con ello las posibilidades de hacerse con nuevos y grandes cartonajes que le hacían más llevadero los fríos días de invierno.

Allí, refugiado a tan solo unos metros de su actual puesto de trabajo...sin más compañía que el amargor del vino encartonado y un bocadillo agenciado en una casa de beneficencia, permanecía enroscado entre unas mantas roñosas y los flamantes y nuevos cartones a modo de casetilla de techos bajos.

Y en aquél momento...una inesperada visita.

Un señor de aspecto señorial, enguatado en un abrigo de buen paño, con guantes de piel cubriendo sus manos...se acercó hasta él...intentando no sobresaltarlo.
  • ¿Es usted Santa Claus? -le preguntó.-
Asustado se incorporó un poco y lo miró durante unos segundos antes de contestar.
  • ¿Quién es usted? ¿Qué quiere? -le preguntó angustiado.-
  • Tranquilícese, no es mi intención asustarlo.-le indicó aquél extraño.- ¿Es usted el señor que se viste de Santa Claus, o no? -volvió a insistir, dejando que un halo espeso de vaho escapase por su boca.-
  • Sí, porque lo pregunta.
  • Por favor, puede usted acompañarme. Le daré lo que usted desee, pero por favor acompáñeme.
José, no podía salir de su asombro. ¿Quién era aquél señor que le suplicaba que lo acompañase? Si no fuera porque a esas horas su compañero de viaje le tenía mermadas sus facultades...hubiese posiblemente echado a correr.
  • Tenga.-le dijo sacando de su reluciente cartera un billete de cien euros.- ¿Será suficiente?
  • ¿Dónde quiere llevarme amigo? -le preguntó sin fijar la mirada en el tembloroso billete que sujetaba el recién llegado.-
  • Mi hijo, traje a mi hijo hace unos días a que le entregase su carta. ¿Lo recuerda?.
El vagabundo, restregándose con las manos los ojos, intentándose espabilar, no daba crédito.
  • Sí, tiene que recordarlo era un pequeño muy tímido que vestía un gorrito a causa de su enfermedad...¿no lo recuerda?
  • Verá amigo...es invierno...todos los críos llegan abrigados a entregar sus cartas...
  • Tiene que recordarlo...se abrazó a usted durante un buen rato...Tenga, si es cuestión de dinero.-añadió sacando otro billete para ofrecérselo.-
  • ¿Qué hace? ¿Acaso cree que puede comprar mis recuerdos? Dígame de una vez lo que sucede. No es de buena educación venir a ofrecer a una persona dinero a su casa a estas horas de la noche.
  • Perdone, mi hijo empeoró de su enfermedad al día siguiente de traerlo a que le viera...y ahora...-explicó echándose a llorar.- solo le consuela el recuerdo de haberlo abrazado a usted. Llevo horas recorriendo las calles del centro en su búsqueda. Hasta que por fin le he encontrado.
  • ¿Y qué puede hacer un vagabundo como yo? -preguntó puesto ahora en pie José.-
  • Venir a verlo al hospital. Tenga, tenga, tome el dinero.-insistió el padre del pequeño.-
  • Guarde su dinero amigo, ya terminó la campaña...y mañana tengo mucho trabajo que hacer. Vallamos ahora al hospital a ver a su pequeño.


sábado, 13 de diciembre de 2014

                                        "EL PEREGRINO DE COTE"

Inolvidable recorrido de presentaciones de mi última novela por lugares que me tienen conquistado el corazón por unos u otros motivos...Montellano, Ronda, Triana, Barberá del Vallés y Chucena. Bellos recuerdos grabados para siempre en mi corazón. Gracias a todos los que me habéis acompañado en esta nueva aventura que nos abre todo un nuevo camino por recorrer.

lunes, 13 de octubre de 2014



PREGONERO DE LA SEMANA SANTA DE MONTELLANO 2015
(22-03-15)


Esta es la entrada oficial del presidente de la Agrupación Hermanos del Costal, para dar a conocer el nombramiento de ésta humilde persona como pregonero de la Semana Santa de Montellano 2015. Quiero a gradecer a mis hermanos de trabajadera esta designación, esperando que mi Cristo de los Remedios, mi Gran Poder y esa Bendita Entrada en Jerusalen de Jesús...me alumbren para para llevar a buen puerto lo que deseo pregonar. GRACIAS!!!
"Los cofrades de Montellano estamos de enhorabuena... Ya tenemos Pregonero de la Semana Santa 2015 correra a cargo de nuestro compañero Tomas Prieto Martin bien conocido en nuestro pueblo por regentar el Hotel la Posada, ser un gran escritor y compañero de trabajadera. ¡Vamonos al cielo Trianero!"

lunes, 28 de julio de 2014


NUEVA OBRA...NUEVA ILUSIÓN

¿Qué misterios encierran todas y cada una de las rutas de peregrinación? ¿Por qué esa transformación espiritual a la que hacen mención los peregrinos? A través de la lectura de “El Peregrino de Cote”, nos sumergiremos en todo un entramado de pasados, presentes y futuros, que nos permitirá ahondar en las respuestas halladas en uno de esos caminos, que llega intacto hasta nosotros, gracias a las experiencias vividas y narradas por sus personajes. Respuestas, que intentarán esclarecernos en cierta medida dudas existenciales y cualquier planteamiento que podamos hacernos frente al pensamiento y la verdadera condición del ser humano. Una vez leídas las páginas de ésta novela quedaremos atrapados por el magnetismo templario de Cote, por el singular Jubileo Franciscano de la Porcíncula y por ese imperioso deseo de renovar nuestras propias energías buscando avanzar espiritualmente. Buscando encontrarnos con nosotros mismos, nos decidiremos a echarnos a andar. “Peregrinus Ille Frater”, camina en la fraternidad.

sábado, 12 de abril de 2014

VI ENCUENTRO LITERARIO INTERNACIONAL "LETRAS DE LA POSADA"

El próximo día 16 de Agosto, sábado, tendrá lugar en el salón del "Hotel La Posada de Montellano", la SEXTA edición de éste certamen literario que tiene como único interés compartir unos momentos mágicos reunidos en torno al mundo de las letras. Convoco a amigos, escritores y a todas aquellas personas interesadas en asistir o participar en el citado acto. Su hora de inicio será a las 20.00 horas.
Como cierre del evento y momento estelar, como en anteriores ediciones, se presentará una nueva obra para que sea compartida por todos aquellos considerados amantes de los libros. TOMÁS PRIETO MARTÍN , su autor, nos dará a conocer nueva novela "EL PEREGRINO DE COTE".
En el certamen, podrán participar todos los escritores y poetas que así lo deseen en lengua hispana, dentro de las modalidades de relato breve o poesía. Los textos tendrán una extensión máxima de dos páginas, y podrán ser expuestos de manera presencial, si les resulta posible desplazarse hasta el lugar y fecha del encuentro o bien remitiéndonos dichos escritos antes del día 30 de Julio, fecha tope para apuntarse en cualquiera de los dos casos, a la siguiente dirección. salmorelli@hotmail.com , junto con una breve reseña de su vida personal y literaria y una fotografía.
* Lo ideal, sería que los autores que no pudieran estar presentes en el "encuentro", nos remitieses una grabación de voz e incluso de imagen del relato o poema que quisieran compartir con el resto de asistentes.
* Ante cualquier duda no dude en consultarnos a través del email antes reseñado.
* ORGANIZA, LA FAMILIA DE BLOGEROS AMANTES DE LOS ESCRITOS, HOTEL LA POSADA DE MONTELLANO, AYUNTAMIENTO DE MONTELLANO, con la colaboración de Radio Montellano.
* Desde la organización, pedimos a todos una máxima difusión del evento en vuestros respectivos blogs y redes sociales. Se expediran diplomas de participación para todos aquellos que participen de una u otra manera en el encuentro.
* Haga su reserva si desea alojarse o cenar en el Hotel, trás el certamen. Tfno. 955831046.

2º PREMIO, IV CERTAMEN COFRADE DE RELATO BREVE "EL AGUAÓ DE MONTELLANO"
EL DILEMA, por Tomás Prieto Martín. AÑO 2014.

"Mi nombre es Isaac Almoxaraf, hijo de Aharon y de Darona, nacido en la ciudad de Ramla, capital del distrito central de Israel hace cincuenta y dos años, e hijo menor de cuatro hermanos.
Con tan solo cinco años emigré junto a la totalidad de mi familia a Estados Unidos, afincándonos en la ciudad de New York, donde hice mi vida, cursé todos mis estudios y conocí a Devora mi esposa con la que tengo dos hijas maravillosas.
En la actualidad, soy profesor de Antropología y Humanidades en la universidad de Columbia, dentro del corazón de Manhattan, y dedico la mayor parte de mi tiempo a impartir conferencias por medio mundo intentando acercar hasta los alumnos de numerosas universidades y otro tipo de oyentes, las diferentes vertientes que relacionan los aspectos religiosos con los comportamientos de los seres humanos.
La religión, como actividad humana que abarca creencias y prácticas sobre cuestiones de tipo existenciales, morales e incluso sobrenaturales, despertó enseguida en mí un interés inusitado, me atrevo a decir, desde mucho antes de doctorarme en Antropología. Tal vez por ser proveniente de una familia muy religiosa que cumplía firmemente con la ley de Moisés, admitiendo con vehemencia ser el pueblo elegido por Yavhé o quizás simplemente porque había convivido en un barrio en el que se entremezclaban infinidad de religiones distintas, que llegaban a delimitar socialmente al vecindario por según que doctrina practicasen unos y otros. Aquellos comportamientos habían creado incongruentemente una especie de pequeños guetos en torno a lo que más bien debiera haber sido un estilo de vida encaminado a la plenitud del ser, resultando completamente inexplicable y absurda aquella lucha asolapada en nombre de Dios.
Así, poco a poco fui estudiando cada uno de los diferentes credos desde mi agnóstico prisma queriendo analizar, que nunca juzgar, el comportamiento humano a través de la religión y de las religiones. Me licencié también en Humanidades, y viajé, gracias a numerosas becas, hasta diferentes estados y países deseando beber de la fuente primaria de cualquiera de los credos existentes en ellos, y a través del paso del tiempo aprendí bien como diferenciar las concepciones teológicas que les concernían a cada uno de ellos; Monoteístas, politeístas, henoteístas, dualistas, no teístas, panteísta, reveladas, no reveladas..
Creer en un solo Dios o en varios dioses, en un solo Dios con toda una corte de ellos por debajo de él, en dos divinidades contrapuestas, no creer en dioses absolutos o si creer que el universo y la naturaleza están a su misma altura...todo esto variaba de una frontera a otra, pero que digo yo, simplemente de una calle a otra.
De una forma u otra, descubrí que toda religión implica una obligación de consciencia y cumplimiento de deber, y que según la teoría del sociólogo Durkheim; “la religión es un sistema solidario de creencias y prácticas relativas a cosas sagradas, y que toda sociedad posee todo lo necesario para suscitar en sus miembros la sensación de lo divino simplemente a través del poder que ella ejerce sobre ellos.”
Llamó mi atención que el número de población creyente superara con creces a la conformada por ateos, agnósticos, no teístas e irreligionarios. Llamó mi atención que por una diferencia bestial fuesen las tres religiones monoteístas las que imperasen en el mundo; cristianismo, islamismo y budismo, y a su vez, que el cristianismo se convirtiera en un racimo de más de una veintena de religiones unidas a una misma rama o tronco en común.
He tenido la oportunidad de presenciar, todo tipo de rituales, ritos y ceremonias, de asistir aveces abiertamente y otras de incógnito, a asambleas, misas y oratorios en templos, salones, sinagogas y mezquitas. He compartido momentos de oración, intentando que me explicasen y descifrarán pasajes del Corán, la Tanaj, la Torá o la Biblia, con rabinos, imanes y sacerdotes, y sinceramente, creo que por todo ello he llegado a convertirme en una de las personas más preparadas del planeta en cuestiones de índole religiosa, sin dejar a un lado sus influencias antropológicas.
Pero, pese a mis conocimientos y agnosticismo, he de reconocer que más de un dilema ha planeado por mi cabeza alguna que otra vez.
Recuerdo que hace tan solo unos años, atendiendo a diferentes compromisos cerrados por mi secretaria, viajé a Europa para impartir una serie de conferencias, y que a diferencia de mis últimos viajes en los que siempre me acompañaba Devora, en esta ocasión lo realicé en solitario debido a ciertos compromisos sociales a los que mi esposa también debía acudir. Berlín, Roma, Florencia, París, Lisboa, Madrid, Valencia y por último Sevilla.
No me pregunten muy bien porqué, pero estaba deseoso de visitar ésta última ciudad. Había leído tanto sobre ella y estudiado detenidamente su comportamiento a través de los tiempos, que me parecía todo un ejemplo de tolerancia, cultura e historia. Historia en cuanto a todas las civilizaciones que la poseyeron e historia también desde el punto de vista religioso que era lo que en la actualidad más me ocupaba.
Me intrigaba su defensa a ultranza allá por mil ochocientos cincuenta y cuatro, cuando el dogma de la concepción inmaculada de María, que hizo que ostentara para siempre el título de muy mariana, y me intrigaba también el desmedido entusiasmo con el que se celebraba en la ciudad la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Eran múltiples los textos que habían llegado hasta mis manos en cuanto a aquella singular celebración de la semana santa en la capital andaluza y pocas, muy pocas, las explicaciones que solían darme los que me rodeaban, para poder aclarar todas mis dudas. Estaba convencido de que necesitaba vivirlo en primera persona, para comprender esa locura colectiva que se desataba en la ciudad llegada esa época del año, y por este motivo, habíamos determinado que mi última conferencia en Europa se cerrara para dos días después de terminada la semana sagrada para los católicos, hospedándome en la ciudad desde varios días antes. De esta forma tendría la oportunidad de vivir el triduo sacro en Sevilla, sin que nadie me esperase antes de la fecha de la conferencia, y poder así gozar de toda la libertad para moverme a mi verdadero antojo.
Tras dejarme un taxi en la puerta del céntrico hotel Colón, llamó mi atención rápidamente la cantidad de personas que, como moviéndose en un hormiguero, se perdían calle arriba y calle abajo vestidos completamente de gala. Los señores con trajes de chaqueta y corbata y muchas señoras ataviadas con elegantes trajes negros y unas especies de conchas sobre sus cabezas cubiertas de una tela de encaje del mismo color, mantillas, me dijo el recepcionista que se llamaban minutos más tarde. De esta manera se dedicaban toda la tarde del jueves santo a visitar los sagrarios de las parroquias y pasear por las calles para ver las procesiones.
Del mismo modo, al llegar a mi habitación, y no queriendo desentonar, me vestí con uno de mis trajes y me eché a la calle. Justo a la espalda del hotel salía un cortejo en pocos minutos desde la parroquia de la Magdalena.
Toda Sevilla parecía estar en la calle. La multitud te arrastraba prácticamente de un lugar a otro indicándote hacia donde debías dirigirte, y de esta manera conseguí colocarme justamente enfrente de la puerta de la iglesia que permanecía aún cerrada, mientras el olor de las flores de los naranjos me tenían del todo cautivado.
El bullicio crecía e infinidad de grupos de personas jóvenes y no tan jóvenes se agolpaban en la plaza sin dejar libre ni un solo espacio. Miré a mi alrededor y pronto comenzó a disminuir el sonido ambiente al tiempo que se abrían las puertas del templo.
Pronto comenzaron a desfilar por delante de mi unas hileras de penitentes, revestidos de túnicas moradas y antifaces en altura del mismo color, que tapaban sus rostros. Ya había oído hablar del anonimato que guardaban estas personas, año tras año, al ofrecer sus promesas a cambio de realizar la estación penitencial, que así la llamaban. Algunos portaban insignias, otros unos enormes cirios encendidos y otros cargaban al hombro unas cruces de madera, tampoco sabría muy bien precisar porque unos portaban unas y otras.
Al momento, un silencio ensordecedor dejó al descubierto el trinar de unos pájaros unidos a la tenue música de capilla que precedía a un enorme trono, dónde las imágenes representaban el descendimiento de la cruz de Jesús.
Me había informado bien antes de viajar del estilo barroco sevillano y de su iconografía, pero nada que ver con lo que tenía a pocos metros de mí. El realismo que rezumaban aquellas imágenes, incluso el movimiento de la talla de Cristo suspendido de la cruz, hacían albergar un verdadero recogimiento. Instantes después al llegar a mi altura comprobé como un señor bien pertrechado dirigía andando de espaldas los movimientos de aquél altar viviente, mientras el crujir de la madera resultaba del todo estremecedor.
Ante las dudas que me asaltaban, pregunté a un grupo de jóvenes que tenía junto a mí, todos ellos enchaquetados y muy bien peinados, que parecían sujetar unos pequeños libros entre sus manos.
  • Perdonad, ¿Cómo arrastran el trono? ¿Tendrá que llevar algún tipo de ruedas? -les pregunté en un perfecto castellano, viendo como terminaba de pasar el cortejo sin que nadie estuviese detrás empujando a aquellas imágenes.-
  • ¿Cómo dice? -me preguntó casi indignado el que parecía llevar la voz cantante del grupo, al tiempo que la gente comenzaba a dispersarse en todas las direcciones como con mucha prisa.-
  • Os preguntaba que como hacen para mover estos tronos.-insistí.-
  • No son tronos, en Sevilla, se llaman pasos. Pasos de Cristo y pasos de Palio, que son los que llevan a nuestras dolorosas.-precisó.- Y los pasos los llevan los costaleros.
  • ¿Costaleros?
  • Si, costaleros. Los costaleros son hombres que se meten debajo de los pasos y que cargan todo el peso sobre sus cuellos.-puntualizó.-Nada de ruedas, ni de mecanismos. Sus promesas son las de sacar a sus imágenes con su sudor y su esfuerzo, no hay más historias.
  • Bien, gracias.
  • De nada, tome, quédese con mi itinerario de las cofradías, creo que le va a hacer más falta que a mi, si se queda por aquí.- me contestó el chico presumiendo que yo era un guiri despistado, aunque tampoco estaba tan alejado de la realidad. Comenzaba a sentirme, pese a todo mi conocimiento en cuanto a religiones, como un auténtico idiota.-
Aquello, si que era del todo nuevo para mí, había personas que cargaban con exagerados pesos por cumplir sus promesas y devociones. Sabía de las salvajadas que se hacían en muchos otros lugares en cuanto a azotes, crucifixiones..., pero no era sabedor de que con tanta elegancia se podía realizar un acto penitencial. Tenía que conseguir ver aquello desde mucho más de cerca para cerciorarme de que podía ser cierto. Era imposible que no se notase el esfuerzo de unos hombres en dicha tarea y la perfección con la que se deslizaba el paso.
De camino al hotel para cenar, comencé a repasar aquél pequeño libro que me habían regalado. Eran cuadrantes horarios de hermandades a su paso por diferentes calles. La gente se guiaba y asistía según a que horas al paso de las diferentes imágenes por según que lugar les interesaba más, ahora comprendía que al paso de la hermandad de la “Quinta Angustia”, que así se llamaba la que acababa de presenciar, fuera como corriendo hacia otro lugar...todo estaba ajustado a horarios y numerosos cortejos se encontraban en torno a una tela de araña para realizar su recorrido hasta la Catedral de la ciudad.
No había demasiadas personas en el restaurante, cosa que me llamó la atención tras conocer que el hotel estaba completo, pero el camarero que me atendió pronto disipó mi extrañeza.
  • La gente de aquí y la que viene de fuera vive en la calle. Suele tapear en los bares, para no entretenerse demasiado y continuar viendo los pasos.
Me resultaba todo como muy familiar. El camarero al igual que aquellos jóvenes hablaban de los pasos , de las hermandades...como de algo muy cercano. Con respeto, pero me atrevería a decir como si te hablaran de ir a ver a algún familiar o algo así. Comenzaba a descubrir que la idiosincrasia de los sevillanos era muy diferente a lo que tenía yo ya conocido y que tal vez aquel fuera el truco de la perfecta convivencia entre civilizaciones a lo largo de tantos siglos.
  • ¿Esta noche saldrá a ver la “Madrugá”? -me preguntó al traer el postre.-
  • ¿La Madrugá? -repliqué sin saber de que hablaba.-
  • Si, hombre, esta noche salen las principales cofradías de la ciudad. La “Madrugá”, se llama así por eso porque salen de madrugada.
  • ¿De madrugada también salen pasos? -le pregunté asombrado y comenzando a manejar el argot local.-
  • No se apure, lo veo algo despistado y no me importaría que se viniera conmigo y con mis amigos.-me aclaró solicito.-
  • ¿De verdad podría ir con usted? -pregunté entusiasmado e incrédulo.-
  • Claro que si, lo que ocurre es que igual nos perdemos a alguna, porque entre que salgo de trabajar y descanso un poco...pero en fin que le voy a llevar a los mejores sitios.
  • Muchas gracias, usted dirá la hora.
  • Yo vendré a recogerle a eso de las cuatro de la mañana.-indicó para mi sorpresa.-
  • ¿A esa hora salen los pasos?
  • No, desde las doce, que sale la Macarena, van saliendo, pero lo que yo le diga. A las cuatro nos vemos en la recepción.
  • Muy bien, así será.
  • ¡Ah! Y póngase otra ropa más cómoda y abríguese un poco que de madrugada refresca. Yo me llamo Juan.-dijo acercándome su mano.-
  • Yo Isaac.-le contesté estrechándole la mía.-
  • Muy bien Isaac, pues lo dicho, a las cuatro nos vemos.
Subí a mi habitación y repasé en mi ordenador, y con la ayuda del itinerario, las seis procesiones que conformaban la llamada “Madrugá”; Silencio, Gran Poder, Macarena, Calvario, Esperanza de Triana y Los Gitanos. Comencé a leer y efectivamente se trataban de las hermandades de más renombre de la ciudad, pese a existir otras muchas de menor o igual relevancia que procesionaban el resto de los días, porque había procesiones a lo largo de nueve días.
La noche, la “Madrugá”, resultó mágica y se alargó hasta bien avanzada la mañana. Apenas descansé antes de reunirme con Juan y su grupo de amigos, pero poco me importó. Descubrí un mundo nuevo dentro del mundo católico y a su vez del cristianismo y de la religión en sí misma.
No sabría explicarlo, pero durante horas pasé de la sobriedad y de la austeridad a todo un rio de júbilo en torno a las imágenes de Jesús y de María. Pasé del silencio sepulcral más absoluto durante el paso de algunas hermandades a contemplar como se mecían los pasos alegremente, siendo acompañados con el mismo respeto por bandas de música. Hileras interminables de penitentes nazarenos, que me hacían dudar de la población que realmente pudiera tener Sevilla. Si pudiera haber contado las personas que conformaban aquellos cortejos y la multitud que se agolpaba en cualquier rincón o que te llevaba en volandas de una calle a otra, jamás me hubiesen salido las cuentas.
Me di cuenta enseguida, que pese a mi agnosticismo, aquella vivencia era digna de ser impartida en mis conferencias, pero como encontrar las palabras acertadas y adecuadas para describir aquello que había vivido. No las había, ¿Cómo podría explicarle a mis alumnos u oyentes que de toda una multitud repartida por doquier, bajo el bullicio más descabellado se sumía en un completo silencio sin que nadie diese una orden? ¿Cómo explicarles que una imagen sobre su paso parecía un hombre andando con la cruz a cuestas, gracias al trabajo de los costaleros? ¿Cómo explicarles que la gente piropeaba a las imágenes de María, cómo si de una bella joven se tratara al pasar? ¿Cómo explicarles que decenas de oficios diferentes intervienen en favor de que todo aquello se desarrolle con tanta belleza y perfección? ¿Cómo explicarles que había abuelas pidiéndoles sus favores en voz alta como quien se lo pide a un padre o a una madre? Y como explicar que cualquier persona de esta ciudad, no necesita estudios para saber del fervor y de religión. Imposible.
Simplemente, no podría responder a las preguntas que me hicieran y todo ello continuaría creando en mí todo un dilema, tan solo podría responderles que viví la Pasión de Cristo, según Sevilla, que no buscaran en libros porque nada de ello encontrarían. Se trataba del descubrimiento de un nuevo movimiento de fe.

                                                                  FIN

martes, 11 de febrero de 2014

SIN HACER RUIDO...

 De ésta forma, como lo hiciera tú hermana también en su despedida, has querido marcharte, tito. Y te llamo así, porque no puedo entender tu nombre de otra manera, si no es con este apelativo familiar, y aunque tu sangre no corriera por mis venas, siempre te he llamado así cuando he tenido que hablar de ti.

También, la verdad sea dicha, porque no resultarían del todo comprensibles estas letras que te dedico, a muchos de los que tuvieron la suerte de conocerte y tratarte de mi alrededor. Llamarte Vidal, no es lo mismo que hablar del Tito Vidal.

Y es que, aunque no me creas, pese a tu especial forma de ser, tu manera de expresarte a veces, tu aislado comportamiento, siempre justificado por la soledad que te acompañó en muchas fases de tu vida, supiste calar en el corazón de muchos de los que te hemos tratado. Y no solo te hablo de esas personas de las que siempre tuviste la certeza de ello, sino también de otros muchos de los que quizás vayas descubriendo sus nombres por lo que te puedan ir contando por ahí arriba a partir de ahora. Ese es tan solo uno de los privilegios que has alcanzado al llegar a tu grado de paz y de bienestar. La posibilidad de conocer la verdad o la mentira que te haya podido rodear siempre. Además de no perderte ya ni un solo partido que quieras ver, acompañado por un buen botellín fresquito y un paquete de ducados que no se termina nunca.

He de reconocerte, que el silencio en las personas a veces se convierte en toda una virtud frente al disparate de andar hablando sin parar sin decir absolutamente nada que aporte a quienes nos rodean. Tú, con pocas palabras, con un solo gesto o una mirada, transmitías mucho más que esos otros parlanchines vacíos de principios. No hacía falta mucha más conversación, te lo puedo asegurar. Tu sonrisa, tu seriedad...tu forma de poner las manos en la frente...se convertían en detalles transparentes, que nos advertían de sobre tu estado de ánimo.

Por circunstancias compartimos muchas cosas y muchos momentos, y a veces estuviste tu por mi y otras yo por ti. Realmente no era mucho lo que necesitabas tampoco para vivir. Teniendo cubiertas tus necesidades básicas, te mostrabas feliz y sonriente, y al igual que Maripepa, me transmitías buenas sensaciones.

Hablar de tu periplo profesional, ultrajado por el estado tras robarte tantos años de duro y responsable trabajo, comentar tus andanzas durante tantas semanas santas vividas, tus posibilidades reales dentro del mundo del fútbol, dónde quiso poner sus manos hasta el mismísimo Helenio Herrera, de los momentos que atravesaba nuestro Sevilla FC, y de lo mal que le iba al vecino de Heliópolis cuando nosotros colmábamos nuestras vitrinas, así como de las mil y una forma de rellenar una quiniela para luego saborearla al soniquete de carrusel y el sabor de una copita de castellana...conformaba todo un argumentario de charlas en las que poco importaba nada más. Eso, y que tu familia siempre se encontrase bien, como así les demostrate una vez tras otra hasta que pudiste mostrar tu ayuda a todos ellos.

En fin, tampoco quiero entretenerte más, porque no son éstos párrafos que completen las páginas del Marca o el As que te gustaran tanto leer. Solo espero que estés feliz junto a los tuyos y que le des muchos besos a tu hermana de mi parte. Ya sabes que te queremos en casa, y que poco a poco tu sobrina lo irá superando. Los niños saben bien de tu condición, porque de ello nos encargamos nosotros que bien te conocimos. Son buenos sevillistas y apuntan manera de buenas personas que es lo único importante en esta vida, y tu lo fuiste con mayúsculas.


UN BESO, PORTERO. UN BESO, TITO

martes, 21 de enero de 2014

Esta mañana hemos compartido con todos los oyentes de "Estilo Sevilla", en radio Sevilla FC, guiado por mi amigo y gran comunicador, Antonio Bejarano, todo lo concerniente al proyecto del camino "El Peregrino de Cote", que iniciaremos el próximo día 1 de Febrero, sábado. Vuelven a emitir la entrevista hoy a las 2 de la mañana (para los noctámbulos).
FRAGMENTO SACADO DE MI NUEVA NOVELA "EL PEREGRINO DE COTE"

““Peregrinus ille frater”, rezaba en la leyenda de aquél viejo documento que le había sido entregado por el guía espiritual que atendía a sus desmedidos deseos por renacer como el Ave Fenix de sus propias cenizas. Las fuerzas poderosas nacidas de las entrañas de la Tierra arrastrarán aquella negatividad que creaste a lo largo de todos estos años en tu propia conciencia, tanto así, como toda aquella de la que te cargaron quienes nunca supieron mirarte bien.-le dijo.- Invisible a tus ojos durante tanto tiempo, siempre estuvo ahí aguardando a que tomaras la decisión de cambiarlo todo. Siempre a tiempo de que causara en tu interior la revolución necesaria, que alma y espíritu necesitan para alimentarse y nutrirse. No es adoctrinamiento, sino tan solo cuestión de depositar tu necesidad de fe sobre ti mismo. Tan solo así podrás hallar la libertad. Ve, y peregrina en la fraternidad. Cumple con el camino que ya recorrieron tus antepasados y paga de una vez por todas tu deuda. Todo resultará diferente a tu regreso, créeme hermano.”

jueves, 12 de diciembre de 2013

CUENTO DE NAVIDAD

"Como cada año, Manuel, tras repasar una y mil veces mentalmente las novedades que iba a llevar a cabo en el montaje del Belén de su casa, se acercó a repasar las figuras y diferentes escenarios que había ido amontonando a lo largo de los años en numerosas cajas de cartón. Contaba con tanto material, como para montar una decena de ellos pero el espacio del que disponía para montarlo era algo reducido, por lo que año tras año alternaba unas con otros consiguiendo que siempre resultara completamente diferente al anterior. Todo, excepto el misterio, que hubo heredado de sus abuelos y que marcaba ciertas pautas a la hora de hacerse con nuevos elementos, que resultaran acordes en la decoración final.

Manuel, había heredado la afición de montar belenes de su abuelo materno Julián. De pequeño le ayudaba a él, hasta que éste falleció, y desde entonces pareció tomar el mando de la familia en estos menesteres, y continuó siendo el encargado primero en casa de sus padres junto con el resto de hermanos y más tarde, cuándo creó su propia familia, cada ocho de Diciembre, junto a su mujer y posteriormente junto a sus propios hijos y nietos.

El día de montar el Belén en su vida se había convertido en mágico. Todo era un ritual. Manuel, festejaba cada paso que daba reunido con sus familiares. Pero, ahí de que aquél que intentara meter sus manos en el montaje o una vez terminado, opinando desde la distancia o queriendo justificarse. Se podía ver, pero no tocar, pese a las contrarias opiniones de quienes hubieran hecho o puesto de una u otra manera una vez ultimada su decoración. -Di que vas a montar el Belén y no que lo vamos a montar.- era la indicación más repetida por sus familiares , generación tras generación, pese resultarles a la mayoría un auténtico coñazo el montaje.

Pese a ello, Manuel, siempre con la sonrisa en la cara, les convencía de que lo dejaran trabajar. Terminado su trabajo todos se alegrarían de tener el Belén más bonito del vecindario montado en casa.

Manuel, disfrutaba con ello. Con la ubicación de los parajes y pasajes decorándolos con los corchos a modo de sinuosas montañas,con el río con su caudal gracias a una pequeña cascadas, las luminarias repartidas realzando ciertos lugares, los diferentes tonos de la tierra desde el verdoso pegado al río al más árido ocre pasando por el marrón que les separa. De manera estudiada, colocaba las figuras llenándolas de vida según la ubicación pensada para cada una de ellas, y así conseguía, valga la redundancia, crear un pequeño pueblo con vida lo más asemejado a un remoto recodo de la zona en la que vino al mundo Jesús.

Pero alguien, el más pequeño de su casa, su nieto Luis, le iba a poner patas arribas esos argumentos de continuar trabajando en soledad en dichos menesteres belenísticos, mientras que el resto de la familia tenía que permanecer en un segundo plano hasta que llegaran sus reconocimientos.


  • Y ya está. Terminado un nuevo año nuestro Belén familiar. ¿Os gusta? -preguntó el anciano, mientras todos asentían contemplando la maravilla creada.-
  • A mi no.- Acertó a decir el pequeño Luis, para sorpresa del resto de sus hermanos, primos, padres y tíos.-
  • ¿Cómo? ¿por qué no te gusta Luis? -replicó su abuelo sin perder su eterna sonrisa de condescendencia.-
  • Ven abuelo te lo voy a explicar.-contestó el pequeño lleno de inocencia queriendo justificar su desaprobación.- ¿Ves? -preguntó señalando al niño Jesús.- Pese a querer que creamos que nació solo, el niño Jesús, no lo estaba. Mira junto a él, sus padres, pastores, los reyes magos, los animalitos...mira cuanta gente.
  • ¿Y por eso no te gusta? No te entiendo Luis.-volvió a indicar su abuelo.-
  • Lo que digo...-dijo paseando de un lado al otro del tablero, ante las sonrisas y miradas de los suyos.- Lo que digo es que todos están haciendo algo. Unos cortan leñas, otros pescan, otros traen el rebaño, otras lavan en el río.-añadió repasando los personajes del Belén.- incluso este que está escondido y agachado participa en el Belén.
  • ¿Y?
  • Pues que no está bien que cada año seas tu el único que montes el Belén, mientras los demás miramos. Todos podríamos ayudar, como lo hace cada figura del portal.
  • Pero tu abuelo lo hace muy bien.-intervino su madre, queriendo zanjar aquella tensa situación.-
  • Pero si permitiera que cada uno le ayudásemos si que sería el Belén de la familia.-afirmó tajante.- Abuelo, mira, la navidad y todo lo que la rodea es para unir a la familia, ¿y que mejor manera que cada uno pusiésemos nuestro granito de arena para ayudarte a disfrutar de montar nuestro Belén?-añadió, mientras el resto de la familia se mantenía en silencio.-
  • Llevas razón Luis.-contestó comenzando a quitar figuras.- Lo desmontaremos y tú empezarás a ayudarme a montarlo de nuevo.-
  • Pero ¿Y el resto de la familia?
  • Nadie pareció estar interesado en hacerlo, durante todos estos, Luis.

sábado, 16 de noviembre de 2013

"SIN PALABRAS...HAY GLAMOUR" otro registro.

"Tras acompañarla hasta el hotel mis servicios habían terminado, y aunque no era la primera vez que me prestaba a acompañar a una distinguida dama a ciertos eventos sabía en mi interior que aquella había resultado completamente diferente a las anteriores.

Durante la cena había podido advertir como se refugiaba en mi, como queriendo evitar relacionarse con el resto de invitados. A diferencia de otros servicios prestados, era como si ella fuese la novata y yo veterano pese a la enorme diferencia de edad existente entre ambos.

A nadie escapaba, sobre todo al resto de señoras que siempre parecían fotografiarme de arriba a abajo, que yo era un mero acompañante contratado para hacer más elegante su presencia en la fiesta, pero ella actuaba de manera diferente mostrando un inusitado deseo en que pareciese del todo real una relación inexistente entre ambos. Ella se esforzaba en hacerme sentir bien, pese a que yo meramente cumplía con el trabajo encomendado.

Poco a poco fui descubriendo, por como se comportaba, la falta de cariño a la que estaba sometida en su vida cotidiana, descubriendo que lejos de sentirse acompañada buscaba sentirse realizada como mujer junto a mi. Para ella la situación era como ver cumplido, aunque solo por unas horas, un sueño en el que sentirse deseada estaba por encima de todo. Poco le importaban los comentarios que pudiera arrastrar consigo de las arpías allí congregadas o que alguien pusiera en conocimiento de su marido su actitud desenfadada, pero yo estaba cumpliendo con mi trabajo y no podía permitir dejarme arrastrar por sus movimientos, pese a resultarme apetecible la madurez de su estilizada figura y su penetrante mirada.

- ¿No subes? -me preguntó ante la fiscalizadora mirada del portero, que sujetaba la puerta del taxi.-

Algo hizo en mi interior que me dejara llevar y baje de vehículo sin ni siquiera contestarle. Ella sonrió y ganó varios pasos de ventaja adentrándose en el hotel. Yo, ante la atenta mirada del recepcionista que me veía cruzar el hall de entrada sin comprender que estaba haciendo, al saber de mis labores, arranque de mi cuello la corbata y le guiñé un ojo haciéndole saber que esas labores habían concluido y era libre de hacer lo que quisiese, pese a no resultar del todo ético.

Al cerrarse tras nosotros la puerta del ascensor, ella no me dirigió la palabra en contra de lo que había hecho a lo largo de toda la velada. Distraída, mirándose en uno de los espejos, me hizo dudar sobre lo acertada que podría resultar mi decisión, pero decidí seguir hacia delante y la rodeé con mis brazos ciñendo mi pecho contra su espalda. Ella cerró sus ojos, apretando con firmeza mis manos contra su vientre.

Era alta, delgada y poseedora de unos voluminosos pechos, contra los que poca resistencia podría oponer un joven deseoso de hacerse dueños de ellos. Perfectamente maquillada y peinada, ocultaba cualquier signo de envejecimiento, y el aroma de su caro perfume me tenía cautivado desde que la recogiera en la tarde.

Instantes después, al anunciar el timbre que habíamos llegado, retiró bruscamente mis manos de ella y salió del elevador estirándose su vestido y pisando con firmeza el enmoquetado pasillo que llevaba hasta su habitación. Continuaba sin mediar palabra.

Al adentrarnos en su suite se encendieron todas sus luces, y el glamour de aquél lujoso establecimiento se convirtió en cómplice del hechizo al que parecíamos estar sometidos los dos. Al fondo una majestuosa cama con dosel resaltaba sobre una exquisita decoración, rica en espejos y molduras doradas enmarcando espléndidas pinturas, y una moqueta azul que cubría toda la estancia. Frente a ella, sobre un secreter de caoba, una enorme cesta de frutas tropicales y una champanera dorada con una botella de “Veuve Clicquot” helada junto a dos copas aguardaban para darnos la bienvenida.

Continuaba sin hablarme, y no se hasta que punto comenzaba a incomodarme la situación. Ya había dado un primer paso en el ascensor saltándome el reglamento, ¿que esperaba de mi? Fui a acercarme de nuevo a ella, pero me esquivó mirándome fijamente hasta encerrarse en el baño. Así, que con las mismas, me dispuse a descorchar la botella y a encender el hilo musical. Serví las dos copas y me dirigí a sentarme hacia uno de los mullidos butacones que estaban colocados cerca de los balcones de la suite. A mi paso fueron apagándose las principales luces permaneciendo encendidas las indirectas distribuidas desordenadamente por toda la estancia.

Poco después, aún con el mismo atuendo pero descalza, se acercó hasta mi. Me levanté y le ofrecí su copa. La miré y adiviné que había estado llorando. No dije nada, no dijo nada. Levantó sus ojos hacia mi, y ofreció su copa para que brindásemos. Lo hice, y bajo los acordes de “la vie en rose” de Edith Piaf , comencé a besar sus labios sin prisas, sin dejarme avasallar por el deseo, pero ella pronto me despojó de la chaqueta y comenzó a desabrocharme la camisa. Sonreí, pero no me correspondió. Unas lágrimas volvieron a asomar en sus ojos y me incomodé.

- ¿Quiere que me marche? -pregunté rodeado por las dudas y desconcertado por el momento.
- ¿Quieres marcharte? -replicó besando mi pecho y dejando sus lágrimas en el.-

No había ni cabía respuesta alguna. Besé sus cabellos e intenté seguir el ritmo del principio, pero pronto sentí como clavaba sus uñas en mi espalda y como desataba toda su pasión sobre mi. Deje de tomar la iniciativa, y por primera vez en la noche pareció tomarla ella. Se detuvo. Me miró, y supe que no era eso lo que esperaba. La desnudé con fiereza y comencé a besar su pechos y a mordisquear sus firmes pezones. Pronto su silencio comenzó a tornarse en lamentos, mientras su respiración y la mía comenzaban a acelerarse al un mismo tiempo. La tome por los muslos y la cogí a horcajadas hasta llevarla a la cama. Allí, comencé a recorrer todo su cuerpo con mis labios haciendo que comenzara a contorsionarse, mientras ella hundía mi cabeza entre sus muslos, deseando sentirse mujer. Anhelaba disfrutar muy por encima de que lo hiciese yo. Parecía cansada de ser ella la que ofreciera placer y supe que así era. Me olvide de mi, pese a que mis impulsos joviales querían obligarme a hacer todo lo contrario, y comencé a amarla hasta hacerla llegar al éxtasis.

Por un momento aparentó estar satisfecha, quizás por remordimiento, quizás por su propia confusión, pero volví a girar su cuerpo bruscamente sobre la cama e hice que se montara sobre mi. Tenía ganas de disfrutarla, tanto o más de que ella disfrutara y eso hice. Continuaba sin hablar, pero sus gemidos me transportaban hasta un lugar en el que no hacían falta palabras. Sus manos, mis manos, su boca, mi boca, se encargaban de entablar la única conversación posible, mientras yo intentaba de nuevo mantener mi virilidad intacta para que aquél pasional juego no terminase hasta verla extenuada. Hasta que al fin me pidiese que me marchara.

Perdimos la noción del tiempo y arrastrados por una lujuria sin final, caímos al suelo. Su violencia y ganas de experimentar nada tenía que ver con lo que yo había conocido hasta el momento, pero accedí gustoso a complacer todos sus deseos hasta que llegó el momento en el que me impuse, siguiendo sus reglas del juego, y decidí que era necesario para mi someterla como hubo hecho ella con anterioridad. Ella supo leer mis movimientos a la perfección, se dejó llevar y buscó que alcanzara el orgasmo sobres sus pechos. Exhaustos, y tras acabar con la botella de champagne, comprendí que todo había terminado. A continuación hizo el giro de ir a buscar su bolso y la detuve. La miré a los ojos y la besé con la suavidad del primer beso que le di.

- Óyeme, no es este mi trabajo, no te equivoques. Ambos hemos disfrutado y ambos sabemos que no volveremos a vernos. Solo deseo que te vaya bien, y que sepas que jamás podré olvidarte.-le dije, mientras comencé a vestirme.
- Pero yo...
- Pschhh.-la calle tapando su boca con mi mano.- No has hablado antes...no lo estropees ahora. Te comprendí sin necesidad de que mediaras palabra alguna, y ahora solo me transmitirías confusión."
                           

jueves, 31 de octubre de 2013

"LA SOMBRA DEL CAMPOSANTO"

Este breve relato lo he escrito para compartirlo con ustedes y con los oyentes de Radio Montellano.

"Aquellas tareas de exhumación parecieron marchar a buen ritmo desde su inicio hasta su finalización, pese a que la decisión de trasladar el camposanto a las afueras de la ciudad, con motivo del nuevo plan urbanístico, hubo dejado dividida a toda la población. Muchas fueron las protestas y manifestaciones por parte de un numeroso grupo de vecinos contrarios a la decisión adoptada por el consistorio. Cuentan, que éstos llegaron a radicalizarse, en más de una ocasión, para impedir que fueran desenterrados sus muertos y llevados al nuevo cementerio, mientras que otros en cambio, aprovecharon la coyuntura para hacer negocios vendiendo sus panteones y nichos en propiedad, enviando a sus antepasados a reposar en un osario común sin mayor miramiento.
La decisión, por otra parte, también desató todo tipo de discusiones entre familias y vecinos, y con ellas volvieron a aflorar rencillas añejas y enterradas por el paso del tiempo, así como corrieron todo tipo de chismorreos filtrados por parte de los funcionarios y familiares tras realizarse la totalidad de las exhumaciones.
Algunos de estos chismes quedaron en meras anécdotas del momento, pero en cambio otros perduraron en el tiempo e incluso hubo uno entre todos ellos que llegó a convertirse en toda una leyenda. Una leyenda que parece arrastrar consigo una maldición. Una maldición, que hasta a la fecha no se ha podido descifrar ni aclarar, pero que viene azotando a la localidad sistemáticamente sin que nadie pueda hacer nada por detenerla. “La maldición de la sombra del camposanto”.
Cuentan los más ancianos del lugar queriendo justificar lo misterioso del asunto, y sin miedo ya a nada viendo cercana sus muertes, qué durante las obras realizadas en aquél viejo camposanto, hoy reconvertido en céntricas zonas verdes cercanas a la Iglesia, los sepultureros se negaron a desenterrar los restos de una fosa en concreto. La sepultura que daba cobijo a un asesino de niñas ajusticiado a garrote vil, y cuya familia antes de tener que abandonar el pueblo, maldijo a toda la población advirtiéndola de que algún día la sombra de aquél homicida volvería a planear por la población, arrancando nuevos dolores a su paso.
Dicen, qué entonces el alcalde con paso firme se abrió paso entre los allí congregados y pala en mano comenzó a cumplir el mismo con la tarea encomendada, intentando arrastrar con su gesto de todo tipo de supersticiones y de fantasmas, pero dicen también, qué al apartar los restos del podrido ataúd quedó al descubierto el cuerpo incorrupto de aquél malhechor para sorpresa de todos los allí presentes, que huyeron despavoridos. Cuentan, qué una nube de polvo negro sobrevoló en aquellos momentos por encima de sus cabezas y terminó por perderse en el horizonte.
A continuación se acrecentaron los problemas para el regidor a cuenta de la decisión que habría que tomar con el cadáver. Nadie había ya de la familia del asesino para tomar una decisión. Todos los vecinos se negaban a que fuera enterrado en el nuevo cementerio cerca de alguno de sus familiares, y debido a su estado resultaba inviable echar sus restos al interior de una fosa común, que tampoco admitía ser compartida con el asesino.
Pues bien, en el nuevo cementerio, en un lugar apartado del resto de difuntos, se procedió a su nuevo enterramiento, pero rocambolescamente , después de las sucesivas ampliaciones acometidas con el paso de los años, la tumba del asesino volvió a quedar ubicada en un lugar privilegiado por el que la mayoría de personas que acuden a día de hoy al camposanto tienen que atravesar.
Numerosos son los testimonios de vecinos que han transitado en solitario por el lugar, qué aseguran haber escuchado gritos enmudecidos de niñas y visto fugazmente perderse por las inmediaciones de la sepultura del asesino una sombra negra polvorienta, así como muchas la coincidencias con muertes de jóvenes cercanas a éstos testigos pocos días más tarde.
Nadie, desde hace años visita el camposanto sin ir acompañado de otras personas. Ninguna otra corporación municipal se ha decidido a involucrarse en erradicar aquella superstición, ni decidido a volver a cambiar la sepultura de lugar. Nadie, incluidos los funcionarios que tienen dicho deber, se acerca a adecentar aquella sepultura olvidada, y absolutamente nadie del lugar gusta hablar de aquellos acontecimientos acontecidos durante décadas. Quizás las leyendas sean eso tan solo leyendas, pero sepan por si acaso que existen sombras escondidas que permanecen al acecho."

FIN


lunes, 19 de agosto de 2013

LA DELIBERACIÓN, V ENCUENTRO LITERARIO INTERNACIONAL "LETRAS DE LA POSADA"

LA DELIBERACIÓN


La frialdad de la sala hacía tiempo que ya formaba parte de aquél escarnio público al que estaba siendo sometido el acusado, gracias a las inteligentes artimañas utilizadas por el fiscal.

Los miembros del jurado popular, completamente atónitos, atendían a su discurso mientras que la defensa particular veía desmoronarse minuto a minuto su alegato después de que el magistrado hubiese desestimado algunas de las pruebas  presentadas y qué debieran haber sido  determinantes desde un principio para absolver a su defendido.

Años atrás, el éxito profesional acompañó de forma progresiva a Héctor Manrique hasta que su obsesión por abanderar un proyecto turístico de calidad vino a estrellarse contra la imperiosa pasividad de quienes  vivían a su alrededor y veían convulsos como se tambaleaban los poderosos cimientos que siempre les hicieron importantes dentro de la limitada sociedad que les daba cobijo, permitiendo así que éstos hicieran y desasieran a su verdadero antojo.

Los cargos presentados contra él resultaban tan insólitos como absurdos ante los ojos de muchos, pero a la postre las nuevas reformas aplicadas sobre el actual código penal hacían posible que éstos fueran utilizados en perjuicio de quienes navegaran contra corriente frente a las normativas internas impuestas en cada población.

-         La contratación de los servicios del señor Manrique, quizás simplemente hubiese sido un error administrativo a nivel local. Un mero error de calculo de quienes dirigían la Corporación por aquel entonces.-repetía una y otra vez con voz firme el Fiscal.- Lo cierto y verdad es qué el acusado pasó por encima de ellos impunemente en un breve espacio de tiempo. Nadie…y digo nadie,  pudo prever que se  sumara con tal vehemencia a aquél proyecto… ¿cómo les diría yo…? Un proyecto qué debiera haberse prolongado mucho más en su ejecución. Que debiera haber seguido unas pautas a instancias superiores-se esforzaba en explicar.-  Pero lejos de ello…Héctor Manrique, tuvo la osadía de dar a conocer  la Población y sus intereses turísticos…sin tener en cuenta que sus ciudadanos  necesitaban de un periodo de adaptación para poder al menos seguir su estela.

Y estarán conmigo, señores y señoras del jurado, en que no se puede entrar como un elefante en una chacharería sin tener en cuenta la opinión de quienes le dieron la oportunidad de establecerse en ella.

Nadie… y óiganme bien, se encuentra con el derecho de establecer libremente sus propios criterios sobre el resto de la sociedad. Es exigible por lo tanto…que el señor Manrique hubiese contado con el consenso de quienes les rodeaban para llevar a cabo un proyecto tan ambicioso. Porque…párense a pensar… Resulta ridículo creer que actuando en solitario se pueden llegar a alcanzar metas que sobrepasan las ya estipuladas por un nutrido grupo de personas.-añadió paseando ante ellos con la cabeza bajada.- El  acusado pretendió llevar a cabo un proyecto tan ambicioso…quizás como su propia condición como ser humano. Y les puedo asegurar que no era este el camino trazado para la evolución turística de la Población demandante.

Y es por ello… el que les solicito que tengan en cuenta las pruebas aportadas por parte de la acusación, admitidas a trámite por su señoría,- indicó fijando su vista en el abogado defensor.- para que puedan alcanzar un veredicto justo, que sirviera para restablecer los  parámetros dispuestos en el desarrollo turístico de la población,  que ya se habían determinado. Y dicho esto…no tengo nada más que añadirles. En sus deliberaciones deberán tenerlo presente, solo así…se impartirá justicia.-dijo volviendo a tomar asiento, no sin antes buscar la complacencia de la sala.-

Como pruebas para enjuiciar al acusado se aportaron innumerables artículos de prensa y otros medios de comunicación, qué certificaban la trascendencia de los eventos organizados por Héctor Manrique. Interminables listas de clientes y empresas traídas del uno y otro confín hasta aquél recóndito lugar que parecían venir a justificar la improcedencia efectiva de las artes empleadas para ello.  Testimonios de diversas personalidades dentro del mundo de la cultura y el turismo, que aseveraban haber descubierto en aquella localidad, gracias a Héctor Manrique, un importante punto de inflexión para dinaminazar el turismo en la comarca.

A continuación el Magistrado, antes de dar por concluida la sesión y frente a las dudas que se le habían planteado con el curso que había tomado el caso, dio nuevamente paso  al turno de  la defensa.

-         Con la venia de su señoría…-indicó dirigiéndose hacia el jurado.- Verán… Resulta inconcebible que las pruebas aportadas para la absolución de mi defendido, hayan sido utilizadas por el ministerio fiscal en su contra.- añadió señalando hacia Héctor Manrique.- Si me lo permiten…no puedo encontrar en las palabras de mi colega ni un solo motivo que sirva para condenar  a mi representado…y ni tan siquiera para enjuiciarlo.

Las normas internas impuestas por quienes presentan la demanda, no vienen nada más que ha justificar...la incompetencia de unos y las envidias suscitadas en otros desde que el señor Héctor Manrique llegara a la Población, para emprender su proyecto. O si lo prefieren para llevar a cabo el proyecto para el que fue contratado.

Tras meses, quizás años de recibir elogios y felicitaciones por doquier…La profesionalidad de mí representado…vino a toparse con los intereses partidistas de quienes vieron contrariadas sus exitosas carreras de poder dentro de la propia localidad. Permítanme que les diga, aunque solo se trate de una opinión personal, qué nadie…absolutamente nadie apostaba por los recursos y posibilidades turísticas de la misma…hasta que llegó el señor Manrique.

Inexplicablemente al poco…pareció iniciarse una campaña, en la sombra, para hundir el proyecto de mi representado. Tal vez.  Ya les digo que puede tratarse solo de una suposición.

Tal vez alguien o un grupo de personas alterados por la exitosa situación  del señor Manrique…se dedicara a esparcir todo tipo de improperios queriendo así alejarlo cuanto antes de la Población.-añadió chasqueando su lengua.- Y quizás…solo quizás se hayan acogido a esta demanda para zanjar de una vez por todas… el asunto.

Ya les digo que  se trata tan solo de una percepción personal, pero lo cierto y verdad  es que realmente no encuentro delito en la forma de proceder  de Héctor Manrique.  Sino más bien…en quienes han presentado la acusación por intentar cerrar todas las puertas a quién vino a ofrecerles un bien común…a quién se esforzó a diario por dar a conocer las más que evidentes posibilidades turísticas de la comarca. A quien…como ha dicho mi colega…luchó por sacar adelante en solitario un proyecto…ante la pasividad de quienes debieran haber arrimado el hombro en su momento.

Por todo ello concluyo intentando encontrar la comprensión de todos ustedes a la hora de deliberar. Sepan que tienen la posibilidad de condenar a una persona que tan solo cumplió con su trabajo o al menos lo intentó con esfuerzo e ilusión, o más bien la ocasión de impartir justicia liberándolo de todos los cargos presentados contra él. Progreso…o censura. Un proyecto a medida de quien lo ingenió, dudo mucho qué pueda ser continuado por unos terceros que no lo concibieron. Les ruego también que piensen en las infamias levantadas contra él por mentes enfermas y en el vacío que han creado a su alrededor para alejarlo de este lugar. Si llegaran a fallar en su contra… cosa que no se si en el fondo creo que me satisfacería, sepan que allá donde vaya su forma de proceder será recibida con los brazos abiertos…y llegado ese momento solo habrá unos perdedores en toda esta historia. Aquellos que imprudentemente dejan que les abandere la envidia y la crítica mal sana, y esos otros que no saben saborear la miel. Y es que ya saben lo que dice aquel refrán… Eso es todo…deliberen.



                                                                           FIN