miércoles, 29 de abril de 2015

PREGÓN XXIX SEMANA SANTA DE MONTELLANO 2015
(22-03-2015)

"...Y sonará una última levantá. Una levantá que servirá para cerrar y dejar atrás todas esas noches en vela. Noches que se emborracharon con incienso tejiendo negras mantillas de silencio y sones cofradieros, que embriagaron las paredes de la vieja casa remozada... Que cobija al visitante y se convierte en Hostería de peregrinos que vienen y nos visitan, dejando sus buenos deseos por esos caminos que muy seguramente lleven directamente hasta Dios, porque nacen del espíritu y al espíritu han de llegar.

Rosario de Montesión, Mi Amargura, Triana de Esperanza, Madrugá...pétalos de una flor desojada, hasta llegar a soñar con Soleá dame la Mano, que dejaron sus alfombras de acordes para quedar cosidos por siempre al corazón del pregonero.

Apuntes borrados, desechados o simplemente desestimados, que bien hubiesen dado de si para construir otro pregón. Noches cargadas de fría soledad en las que mientras escribía tuve tiempo fugazmente para fruncir el ceño ante el dolor, el desapego, el desamparo y la traición... tras desenmascarar, fotograma a fotograma, a todos esos Iscariotes que andan sueltos pese haber transcurrido ya más de dos mil años, alimentándose del prójimo sin poner vallas ni barreras a sus conciencias ni al tiempo, pero noches sobre todo en las que disfruté con la sonrisa arrancada de mis labios, tras tomar rumbo hacia esa isla de mi memoria en la que me encontré con el botín de las lágrimas de la nostalgia y de esa cera derretida de tantas y tantas estaciones de penitencias ya cumplidas, viajando por el verso hasta esos bellos momentos que ensancharon un día mi túnica con los momentos compartidos también con muchos de vosotros. Recuerdos de aquél montaje y ensayos de una misa cofrade a la que poco costó poner algunas de sus letras, junto a ustedes amigos del coro Azahares, todo un placer. Arrastrar y convencer a Julio Vera hasta ver montada la marcha “Hermanos del Costal” y desfilar junto a los marineros de la calle Pureza por las calles de Montellano, un sueño cumplido. La magia de las tertulias cofrades en la Posada, bajo el paraguas de las ondas de Radio Montellano, momentos irrepetibles. Contar junto a ti Chiqui los “pasitos” que cabían dentro de una marcha por la calle Matahacas hasta llegar a las puertas de la Ermita, toda una aventura de madrugada con exquisita recompensa. Y dedicar aquellos primeros versos a un ángel que tan pronto se fue y al que no llegué a conocer...una punzada certera dentro mi ser, allí donde lo inexplicable se hace reproche y el reproche sumisión misericordiosa para el cristiano, tras comprobar el ejemplo de iglesia rendido por sus padres.

Escribí y volqué mis sentimientos en tu pregón de Semana Santa, Montellano. Con el firme y decidido convencimiento de estar a la altura de tu reclamo, y arrancar de tus cofrades, mucho antes que unos sinceros y emotivos aplausos, sus raíces y sentimientos cofrades y cristianos, e intentando también dejar abierto con decoro el pasillo que servirá para ser pisado por la persona en la que recaiga la gracia de pregonar tu próxima Semana Santa.

Y desde este atril de los sueños en el que quedo atrapado para siempre, agradezco la jovial cosecha de ánimos constantes que desde el minuto uno recibí. Esos deseos recomendados de que fuera yo mismo en mi pregón y que lo disfrutara sin prisas, ya que en un suspiro termina aquello que con tanto amor se cocina y condimenta...y se escapa de nuestras manos sin habernos dado cuenta.

Durante la siembra de poemas imposibles en los que el narrador intentó hacerse poeta, me sentí respetado, elegido e incluso revestido por esas falsan túnicas que terminan por elevar nuestros pies del suelo y a las que debemos planchar y guardar en el cajón entreabierto de las vanidades, para revestirnos tan solo con las únicas prendas que han de servir al cofrade y al cristiano. Revestirnos con esa misma túnica que vistió Jesús de Nazaret, para ir pregonando por cada rincón su palabra con humildad y caridad.

Y volverá a sonar el martillo y día a día se acercará tu Gloria Señor, con esa explosión de júbilo que dará paso a una Pasión desmedida y que será vivida de manera singular por el cofrade de bien. Ese mismo bien, que depositaron en mis hermanos Juan, Carmen, Inma, Ana... y en mi, Mamés y Concha, nuestros padres. Gracias Mamá y gracias Papa. Y ese mismo bien que pretendo depositar también en vosotros Yassin y Álvaro con la ayuda de vuestra madre, amiga, compañera y esposa María Victoria y de vuestro abuelo Antonio, patriarca incondicional de nuestro hogar.

Y ahora...silencio...que vuelven a llamar.
Flexiono mis piernas lentamente,
pausadamente,
y acomodo mi cuello al palo
con la cuna del costal satisfecha
de haber entregado hasta mi último esfuerzo.
Esfuerzo y penitencia que entrego a ti
y siempre a ti.

Repetidos golpes ya sonaron...
¡Dulce nombre de María!
Que al pregonero también avisaron.

Y ahora... ¡Un primero Amargura!
¡Dos! Y mis piropos se elevan a ti ¡Dolores!
Por enredaderas de amor sin costuras.

¡Tres! Y recojo el final del madero
para ayudarte a ti ¡Gran Poder!
Como hiciera Simón el de Cirene al portar contigo el crucero.

Y con una levantá a pulso...
yo te elevo...
Cierro mis ojos...
Y a ti dirijo mi oración penitente y costalera.
¡A ti...! que estás siempre en mi alma presente
siempre vivo, siempre atento a mis suplicas.
¡A ti...! que desatas mis pasiones cada Viernes Santo.
¡A ti y solo a ti!
¡Rey de Reyes e Hijo de la Amargura!
¡A ti y solo a ti!
Tu mi Cristo, que me hiciste pregonero.
¡A ti y solo a ti!
Al que estas letras de pregón esta mañana entrego.
¡A ti y solo a ti!
Que eres Cristo, Tu mi Cristo...
¡Mi Cristo de los Remedios!


HE DICHO
(Dixi Ego)

(Fragmento final del pregón)