domingo, 23 de mayo de 2010

CELDA 106

El nuevo amanecer, volvió ha arrastrar hacia su mente, mientras se asomaba a la ventana, un pasado tan presente como el futuro que hubo dejado atrás en tiempos de bonanza y recubierto de esa gloria tan superflua y efímera que siempre le rodeó. Desde su habitación, celda ciento seis, se veía preso de su impetuosa hiperactividad y su imaginación era coartada por el conjunto de normas imperativas, que por necesidad el centro estipulaba a todos sus internos.

Capaz de dirigir y orquestar vehementemente a un número elevado de personas durante toda su vida, tenía que soportar ahora que mangoneasen en su quehacer diario y hasta limitasen sus intenciones de lucha en el exterior, para realizar todos sus imaginativos proyectos.

Su ingreso en el centro, lo separaba aún más si cabe de sus seres queridos, y personas a las que consideraba amigas lo archivaban en estanterías del pasado olvidando lo que había significado para ellos ese interno de la habitación ciento seis.

Era el tributo que tenía que pagar y el último sacrificio a consumar para conseguir preservar unos ideales destrozados por las inclemencias de una sociedad devaluada e injusta que no supo estar a su lado.

Ahora, casi en el más completo anonimato, y bajo la supervisión de sus hombres de confianza en la lejanía tenía que batallar. Tenía que luchar por sobrevivir y preparar su resurgimiento. Pronto llegaría de nuevo su ocasión para poner las cosas en su sitio.

- Perdone, ¿Es usted el enfermo de la habitación ciento seis?
- Se equivoca, joven, soy el preso de la celda ciento seis.-contestó con contundencia.-
- ¿Acaso no está aquí por su voluntad? –preguntó, la enfermera, contrariada.-
- Estoy, porque no me queda más remedio. Esta es mi condena, pero ya se lo explicaré otro día con más tiempo. Ahora si me lo permite necesito vivir mi soledad. Es lo único que me queda, y eso porque es lo único que es propiedad de cada ser humano-sentenció.-

9 comentarios:

josefina dijo...

Me gusta tu pots, hay presos de muchas maneras o personas que se sienten presas por los distintos abatares de la vida.
Un abrazo

Edurne dijo...

Esta es una celda y cuantas celdas más hay que nosotros mismos nos empeñamos en construir,cuanto mejor es disfrutar los momentos sabiendo que ya no los volveremos a vivir (hasta los más dificiles).
Besos

Mary dijo...

¿por que permitimos que nos quiten la libertad,cuando realmente es lo que tendria que ser nuestra unica propiedad?...Espero que esa soledad sea una buena aliada para preparar ese resurgimiento.

Un bacio Padrino.

melek dijo...

Que verdad dices, hay muchas maneras de estar preso.....a veces sin tu buscarlo te encuentras preso de algo que no contabas en tú vida y dentro de esa celda solo eres dueño de tus pensamientos y soledad.

Un abrazo

annasunn dijo...

Que buenoo! Me encanta,este continua verdad?

BESOS.

suggar dijo...

A mi, esta historia me recuerda a una persona que se ponia detras de la barra, tan peculiar y diferente como para pedir su inconfundible chiva servido en un catavino...

Anhermart dijo...

Creo que el personaje hace lo mejor que se debe hacer en estos casos, alejarse de todo temporalmente, ver las cosas desde otra perspectiva y tomar regeneradas fuerzas para arremeter de nuevo con ímpetu en sus convicciones.
La privación de libertad voluntaria no es cárcel sino auto terapia en busca del equilibrio perdido. Apartarse de todo temporalmente es entrar de nuevo en el útero materno, llegar al lugar más seguro donde nada ni nadie nos puede afectar. La verdadera prisión está en nuestra mente, no tras unas rejas o celda.
Saludos

asun dijo...

Que razon tiene Josefina Hay quienes son presos de sus propios actos Y los que apresa los abatares de la misma vida Aunque tengo dudas sobre si la soledad puede ayudar a liberarnos o por el contrario agranda la condena un abrazo

sueños dijo...

Mi embriagador amigo, de vuelta y ya en casa he terminado de repasar sus últimas novedades, que parecen infinitas. Jolin con sus ultimos escritos. Estupendos del todo me parecen los de Tuffot, el que transcurre en una celda y sobre todo su regreso con mi embriagadora amiga. Espero de buenas ganas que sus libros lleguen a Madrid, para asistir a una de esas renombradas presentaciones. Saludos para la presidenta y los nuevos seguidores